Atención con el proyecto de ley de la reducción de la jornada laboral
Ante la dificultad de operar de las empresas y el marchitamiento económico inevitable que han sufrido algunas actividades durante la pandemia, llama la atención la iniciativa que propone reducir la jornada máxima legal de 48 a 40 horas semanales, la cual claramente se muestra como un cambio que desentona con las necesidades del sector productivo en la actual crisis.
Es claro que esta propuesta no responde a lo que se necesita en cuanto a una posible reforma laboral en momentos de dificultad, la que debería estar construida sobre la necesidad de flexibilizar ciertas categorías laborales, que si bien son menos atractivas electoralmente, permitirían una reducción de costos que favorezca la movilidad de los negocios de la que depende la empleabilidad laboral en el sector productivo y de paso la inversión extranjera.
A riesgo de parecer redundante, de cara al año 2021 son deseables reformas tributarias, pensionales y laborales que permitan un rápido reajuste económico que responda con prontitud a las profundas consecuencias que va a dejar la Pandemia Covid 19 en el año 2020.
En este sentido, parece olvidar el Senado, quien aprobó este proyecto en primer debate, que el incremento en los costos laborales desincentivan la actividad inversionista y desentona con una realidad que por regla general habla de cierre de empresas, reorganización, o mínimamente reajuste de salarios y/o equipos de trabajo, lo cual termina encareciendo la mano de obra, y empujando el incremento de la informalidad que pauperiza lo laboral, lo que constituye el segundo de los males en esta materia después del desempleo mismo.
Dicho con otro giro: si bien los trabajadores son el motor del sector productivo y se merecen excelentes prerrogativas laborales que mejoren su calidad de vida, no se puede desconocer que es la prosperidad económica la que financia sus salarios y beneficios legales y extralegales, la cual tomará años de decisiones acertadas en materia de política económica para encontrar la recuperación que podría financiarla.
Así las cosas, esta no es una buena noticia para los trabajadores, pues al margen de lo que digan de dientes para afuera los dirigentes sindicales, de prosperar esta iniciativa, terminará afectando tanto a empresas como sus equipos de trabajo, sobre todo para aquellas cuyo proceso productivo está planeado e implementado sobre estructuras de 48 horas semanales por trabajador contratado.
De esta manera, es justificable y razonable lo advertido por la ANDI, quien ha manifestado que: “El cambio de la jornada laboral va en el sentido totalmente contrario a que debería. Se está encareciendo la creación de empleo, se está afectando la competitividad Lamentable que no se haya tenido en cuenta eso en el Senado hoy La responsabilidad que tenemos es grande.”
Por ende, ante un clarísimo problema de productividad, que nos pone junto a México como los países con menor competitividad de la OCDE, la reducción de la jornada laboral no constituye una solución plausible y mucho menos de cara ante la coyuntura actual de crisis económica, crisis de las fuentes de empleo y crisis en la generación de estabilidad de las inversiones.
Sin perjuicio de lo anterior, es necesario aclarar que el proyecto de ley contempla una reducción escalada de la jornada, siendo que el primer año a reducción se haría de 48 a 45 horas y en el segundo año se implementaría la reducción a las 42 horas semanales, para finalmente hacer una reducción a 40 horas laborales en el tercer año de vigencia de la Ley. También es conveniente despertar la conciencia sobre la cultura de la productividad durante la jornada laboral en nuestro contexto, que deseamos que atraiga este debate de la jornada máxima en un momento oportuno.
En todo caso hay tiempo de rectificar por parte del legislador, pues este proyecto de Ley está a dos debates de ser aprobado, y aún deberá pasar por la Cámara de Representantes en su Comisión Séptima, así como por la Plenaria de la Cámara de Representantes, donde abogamos por la coherencia que las circunstancias exigen, siendo destacable y acertado que esta propuesta no haya encontrado eco en el ejecutivo.
Por lo anterior, es importante hacer seguimiento a la suerte de este trámite, que podría impactar aún mas las cifras de desempleo o al menos convertirse en un lastre para su mejora.
Giovanny González. Coordinador Consultoría.
Felipe Torrado. Socio práctica laboral.
Estudio Legal.
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